Durante décadas, el oro y otras materias primas han sido consideradas inversiones seguras en tiempos de incertidumbre. Sin embargo, el contexto económico de 2025 es muy distinto al de años anteriores: las tasas de interés han cambiado, los mercados bursátiles han experimentado fuertes oscilaciones y la inflación ha sido un desafío constante para los inversores. En este escenario, surge una pregunta esencial: ¿sigue teniendo sentido invertir en oro y materias primas?
En este artículo, analizaremos si vale la pena apostar por estos activos en 2025, cuáles son sus ventajas y riesgos, y cómo puedes incluirlos de forma inteligente en tu cartera de inversión.
1. ¿Por qué los inversores buscan refugio en el oro y las materias primas?
El oro, junto con otros metales preciosos y materias primas como el petróleo o el cobre, se considera un activo refugio. Esto significa que, cuando los mercados tradicionales (acciones o bonos) sufren caídas, muchos inversores trasladan su dinero a estos activos para proteger su capital.
El motivo principal es que su valor no depende directamente de los resultados de una empresa o de una divisa específica, sino de la oferta y la demanda a nivel global. Además, el oro y algunas materias primas tienden a mantener su valor real cuando la inflación sube, lo que los convierte en una herramienta útil para proteger el poder adquisitivo del dinero.
En los últimos años, las materias primas han ganado relevancia también por su papel en la transición energética, ya que metales como el litio, el cobre o el níquel son fundamentales para fabricar baterías, paneles solares y vehículos eléctricos.
2. El oro en 2025: estabilidad en medio del cambio
En 2025, el oro sigue siendo uno de los activos más seguidos del mundo. Después de varios años de volatilidad en los mercados financieros y tensiones geopolíticas, muchos inversores lo han mantenido como un componente clave de sus carteras.
Uno de los factores que sigue impulsando su precio es la incertidumbre económica global. Las previsiones de crecimiento moderado, junto con la posibilidad de nuevos ajustes en las políticas monetarias de los bancos centrales, hacen que el oro continúe siendo una opción atractiva para diversificar.
No obstante, es importante tener en cuenta que el oro no genera rentabilidad por sí mismo. A diferencia de las acciones o los bonos, no paga dividendos ni intereses. Su valor depende exclusivamente de la evolución de su precio en el mercado.
Por ello, la estrategia más recomendada es mantener una pequeña parte del patrimonio invertido en oro (entre el 5 % y el 10 %), como una cobertura frente a caídas bursátiles o a aumentos de la inflación.

3. Materias primas más allá del oro: petróleo, cobre y litio
Aunque el oro es el metal más conocido por los inversores, otras materias primas ofrecen oportunidades interesantes, especialmente en 2025.
- Petróleo: a pesar del avance de las energías renovables, sigue siendo un recurso clave para la economía mundial. Los precios del petróleo tienden a subir en momentos de tensión geopolítica o aumento de la demanda, lo que puede ofrecer rentabilidad a corto plazo.
- Cobre: su demanda está impulsada por la transición energética, ya que se utiliza en motores eléctricos, cables y sistemas de energía verde. Las proyecciones indican que la demanda podría seguir aumentando en los próximos años.
- Litio: esencial para las baterías de coches eléctricos y dispositivos electrónicos, se ha convertido en una de las materias primas más codiciadas. No obstante, su precio puede ser muy volátil, ya que depende de la capacidad de extracción y de la evolución del mercado tecnológico.
Invertir en materias primas requiere entender los ciclos económicos y de oferta. A diferencia del oro, muchas de ellas están directamente vinculadas al crecimiento industrial, por lo que su comportamiento puede ser más impredecible.
4. ¿Cómo invertir en oro y materias primas sin comprarlas físicamente?
Afortunadamente, en 2025 no es necesario tener lingotes en casa ni barriles de petróleo en el garaje para invertir en estos activos. Existen múltiples formas digitales y reguladas de hacerlo:
- ETFs (Fondos cotizados en bolsa): son la opción más popular. Permiten invertir en oro o en un conjunto de materias primas replicando su precio de mercado. Ejemplo: el SPDR Gold Shares (GLD) es uno de los ETF más conocidos que sigue el precio del oro.
- Fondos de inversión especializados: gestionados por expertos que diversifican entre diferentes materias primas o metales preciosos.
- Acciones de empresas del sector: invertir en compañías mineras, energéticas o tecnológicas relacionadas con estas materias primas puede ofrecer una rentabilidad adicional, aunque también con mayor riesgo.
- Crowdfunding de materias primas: algunas plataformas emergentes permiten invertir pequeñas cantidades en proyectos de exploración o producción de recursos naturales, aunque suelen tener menor liquidez.
Estas opciones hacen posible invertir en oro y materias primas desde pocos euros, algo impensable hace solo unos años.
5. Ventajas y riesgos de invertir en oro y materias primas

Ventajas:
- Diversificación: su comportamiento no suele estar correlacionado con los mercados bursátiles, lo que reduce el riesgo total de la cartera.
- Protección contra la inflación: el valor del oro y muchas materias primas suele aumentar cuando los precios suben.
- Liquidez: los ETFs y fondos cotizados permiten comprar y vender fácilmente en los principales mercados financieros.
Riesgos:
- Alta volatilidad: los precios pueden fluctuar de forma brusca en función de factores externos, como guerras, decisiones políticas o variaciones en la oferta global.
- Falta de ingresos pasivos: a diferencia de las acciones o bonos, estos activos no generan rendimientos periódicos.
- Riesgo de sobreinversión: dedicar demasiado porcentaje de la cartera a materias primas puede aumentar el riesgo general sin ofrecer necesariamente mayor rentabilidad.
6. ¿Vale la pena invertir en oro y materias primas en 2025?
La respuesta depende de tu perfil de inversor y de tus objetivos financieros. Si buscas proteger tu patrimonio frente a la inflación o posibles crisis de mercado, incluir una pequeña exposición a estos activos puede ser una excelente decisión.
Sin embargo, si tu prioridad es obtener rentabilidad constante a largo plazo, lo más recomendable es mantener el oro y las materias primas como una parte complementaria dentro de una cartera más amplia y diversificada, que también incluya acciones, bonos y fondos indexados.
En 2025, el panorama económico sigue siendo incierto y los bancos centrales continúan ajustando sus políticas. En este contexto, el oro conserva su papel de refugio clásico, mientras que las materias primas vinculadas a la energía y la tecnología presentan un potencial de crecimiento interesante, aunque más arriesgado.
7. Conclusión
Invertir en oro y materias primas sigue teniendo sentido en 2025, siempre que se haga con una estrategia clara y equilibrada. Estos activos pueden ayudarte a proteger tu dinero, reducir el riesgo y aprovechar oportunidades globales, pero no deben ser el pilar principal de tu inversión.
El secreto está en la diversificación y la prudencia. Un inversor inteligente no apuesta todo a un solo activo, sino que construye un portafolio sólido que pueda resistir cualquier escenario económico.
En definitiva, el oro y las materias primas pueden seguir siendo tus aliados, siempre que los utilices como lo que son: una herramienta más para blindar tu futuro financiero.
